El estrés laboral se define como la relación impuesta que una persona establece con su entorno laboral. Generalmente, esta relación puede exceder sus recursos y pone en peligro su bienestar físico y mental. Esta interacción desfavorable entre los atributos del trabajador y las condiciones de trabajo conducen a trastornos psicológicos, conductas insanas y finalmente a la enfermedad.
Se debe enfatizar el carácter interactivo entre las características individuales y los estresores físicos y psicosociales del ambiente laboral. Los efectos de esta interacción son variados: distrés emocional (ansiedad, burnout, etc.), cambios conductuales (uso de alcohol, adicción al cigarillo, entre otros). Además, la exposición continuada a situaciones de estrés laboral puede exponer a problemas médicos crónicos, tales como hipertensión, depresión crónica, entre otros.
Dentro del ámbito organizacional, las posibilidades de desarrollar estrés laboral se relacionan básicamente con 3 situaciones:
1. Conflicto de rol : se refiere a la coexistencia de exigencias opuestas o contradictorias en la realización de una tarea o trabajo.
2. Ambigüedad de rol : se refiere a la incertidumbre sobre las exigencias de la propia tarea y de los métodos y formas con las que debe ser ejecutada. También la ambigüedad sobre los propios resultados conseguidos, se ignora si el trabajo se realiza conforme a lo que se requiere desde el punto de vista de las tareas o las metodologías y a las expectativas que se tienen del trabajo.
3. Sobrecarga de rol : corresponde al exceso de trabajo o a las dificultades de cumplir con los plazos fijados para ello. La falta de tiempo resalta como uno de los factores más importantes del estrés asistencial.
Asimismo, se pueden mencionar otros factores, tales como: infrautilización de habilidades, recursos inadecuados, escasa participación y clima laboral.
